‘Pan casero, de ese quiero’
Un hombre primitivo, una papilla de cereales olvidada al sol y varios minutos fue todo lo que se necesitó para que, por casualidad, surgiera el primer pan de la historia. Después de la sorpresa, probablemente vino la atracción por el sabor de este nuevo alimento, ya que desde entonces ha estado presente en la evolución de la humanidad, al punto de que hoy existen más de 300 variedades de pan, su precio es referente para determinar el costo de vida en las naciones y la industria alrededor de su elaboración es bastante extensa.
Su sencillo origen nos hace pensar en una característica muy anhelada, no solo en el pan, sino en una cantidad cada vez mayor de alimentos: el uso de ingredientes naturales y nutritivos, con poca o ninguna presencia de aditivos y con el sabor inconfundible de la comida preparada en casa. Dentro de esta tendencia surge la panadería artesanal, la cual está tomando auge por ofrecer un producto de gran calidad usando las técnicas de preparación de antaño: con hornos tradicionales e ingredientes naturales.
Por supuesto, muchas personas también están optando por hacer el pan en casa. El pan casero ofrece muchos de los beneficios del artesanal pero sin la complejidad de su elaboración y sin necesidad de muchos conocimientos previos. Eso sí, los dos apuntan a brindar los placeres de este milenario alimento junto con la certeza de comer más sano.
Un pan único
La intolerancia a algunos de los ingredientes comúnmente usados en la preparación industrial del pan, por ejemplo, el gluten, es una de las causas de que su consumo haya disminuido o haya sido reemplazado por otras opciones.
El pan casero es más natural ya que no se agregan conservantes ni otros aditivos. Quien lo prepara tiene el control de cada ingrediente y siempre podrá disfrutar de un pan fresco y hecho totalmente a su gusto, con la fiesta de mezclas y sabores que puede formar añadiendo frutas, frutos secos, chips de chocolate…
En definitiva, el pan, en su amplitud de sabores y preparaciones, seguirá más que vigente en la gastronomía mundial, adaptándose y encantando a quienes aún hallan en su sabor, una auténtica sorpresa.
Por: Diana Lucía Díaz Patiño
ddiaz@vanguardialiberal.com.co
Con la colaboración de René Di Marco Morales
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