Palmitos
Son un manjar que nos llega del noroeste argentino, Brasil y Paraguay. Provienen del corazón de la palmera de la especie Euterpe edulis. Son costosos y difíciles de obtener, ya que para sacar entre 500 gramos a 1,3 kilogramos aproximadamente, la palmera tiene que ser muy grande para permitir su extracción, más o menos entre 20 a 25 metros de altura, para lo cual se requieren entre 10 a 15 años de vida.
Los palmitos en América del Sur los encontramos generalmente en conserva, en forma de cilindro de color marfil, con un sabor delicado y dulce, muy suave en su textura y ligeramente crujientes. Los palmitos son ideales en ensaladas, como aperitivo o guarnición, regados con una salsa o vinagreta. También se pueden encontrar frescos, pero estos necesitan una cocción previa para ser consumidos y así eliminar su sabor amargo.
Su consumo ha sido frecuentemente objeto de protestas por parte de grupos ecologistas, puesto que en la mayoría de los casos las plantas cosechadas proceden de la selva virgen de América del Sur, y no se desarrolla ninguna clase de práctica agrícola sistematizada para su reforestación, lo que está acabando con la especie de palmera Euterpe edulis.
Sin embargo, en Ecuador y Costa Rica se está produciendo con éxito una palma llamada científicamente como Bactris gasipaes, conocida en esos países como chontaduro y pejibaye, de cuyos tallos se pueden sacar múltiples palmitos, hasta 40 por planta. Esta sería una buena forma de garantizar el futuro de las palmeras y los palmitos.
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