Un señor embajador de la cocina peruana

Con más de 20 años de experiencia en el mundo gastronómico, este chef impregna en sus alumnos la sazón de las raíces peruanas que corren por sus exquisitos platillos.

Renato Kleeberg es un  habilidoso chef, oriundo de Lima, Perú, que cuenta con un vasto conocimiento en comida internacional. Cada uno de sus platillos se destaca por la rica fusión de sabores que les impregna incluyendo las raíces de la sazón Inca que corre por sus venas y la cual nunca deja de lado al momento de realizar sus preparaciones.

Para Renato Kleeberg la cocina siempre fue un hobby. Luego de culminar la secundaria, este limeño se la jugó por estudiar ingeniería de sistemas, una carrera a la que no le cogió el gusto que esperaba y, como dice él, “fracasé”. Sin embargo, cuando abandonó la ingeniería buscó una profesión que le apasionara, fue en ese momento que se enamoró de la gastronomía.

“Me metí a estudiar cocina, básicamente, porque ya el tiempo me decía que necesitaba empezar a estudiar algo;  me gustaba cocinar pero nunca lo vi como una carrera y afortunadamente me fue muy bien en la universidad, me gradué dentro de los 10 alumnos más sobresalientes de mi grupo, y empecé a ejercerla con mucho ánimo, ya que era lo que me gustaba y además la pasión siempre se apoderaba de mí cuando entraba en una cocina”, afirma con emoción.

Ese entusiasmo por la gastronomía y la deliciosa sazón con la que realiza sus recetas lo llevó a trabajar en Panamá, donde por nueve años deleitó los paladares de propios y foráneos con sus exquisitos ceviches. Durante su estadía en este país conoció a su esposa, una santandereana que se lo trajo para Bucaramanga hace ocho años y con la cual formó familia.

Influencia colombiana

En Colombia ha aprendido a conocer los ingredientes y productos con los que se preparan las más deliciosas recetas, es así que cada vez que puede se va para una plaza de mercado y se deleita con los platos tradicionales que allí se ofrecen. De ese modo se impregna de sabor para empezar su jornada como docente de gastronomía en la Universidad Autónoma de Bucaramanga, UNAB.

“Me gusta mucho ir a la plaza y desayunar, creo que conocer productos nuevos y trabajar con ellos, familiarizarse con esos productos, respetarlos y aplicarlos en tu cocina es favorable y ayuda mucho en el crecimiento profesional”, señala.

Este peruano es un fanático del mute y la carne oreada, la cual “se asemeja a una carne seca que preparamos en mi país”; así mismo, comparte el gusto por los tamales y los ayacos, “que también se parecen a un plato peruano que se llama humita”.  Afirma que Perú y Colombia comparten muchas características y productos, de ahí que “seamos hermanos gastronómicos”.

Por ahora, este chef seguirá inculcando sus técnicas y raíces peruanas en cada uno de los estudiantes a los que les comparte su conocimiento en la carrera de Gastronomía de la UNAB. Estudiantes con los que tiene una camaradería como la que se genera en una cocina, en donde todos se enfocan en dar lo mejor de sí para deleitar los paladares más exigentes.

“Nuestros países se parecen mucho y tenemos productos similares. Por ejemplo, en mis ceviches utilizo mucho la arracacha, una papa dulce, que me remplaza un poco el dulce del camote peruano y le da un sabor exquisito”.

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