Un sabor con historia
Las llamadas palomitas de maíz o crispetas llegaron a las salas de cine por la recursividad de una americana. Durante la Gran Depresión en Estados Unidos (1929 – 1933) el cine, apenas en auge, se convirtió en una gran distracción. En Kansas City una mujer optó por ‘agregarle’ algo al cine así que pidió permiso y ubicó una venta de palomitas de maíz en el hall del Linwood Theater. ¡Eureka! La idea gustó tanto que hasta nuestros días cine y crispeta parecen uno solo. Lo más interesante es que la ganancia es jugosísima, tanto, que el 85% de las utilidades de las salas de cine tiene su origen en las palomitas. raer comensales con esta propuesta fuera de lo común.
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